Los números del Real Murcia son incontestables: líder en solitario con tres puntos de ventaja sobre el segundo y seis sobre el tercero. Pero no hay confianza plena en que eso sería suficiente para disputar un play-off con garantías porque en el transcurso de la primera vuelta se ha descubierto algunos agujeros. El Murcia no va a subir porque llegue a los cien puntos, sino por ostentar la adecuada solidez cuando llegue el momento decisivo. En consecuencia, ¿podemos pensar que la plantilla es la adecuada, o convendría reparar ciertas vías de agua? Si miramos más allá del Grupo IV, los rivales que se puede encontrar en el camino y que ahora comandan los restantes Grupos llevan una trayectoria parecida a los granas. Nada apunta a que sean favoritos. Los cruces son una incógnita, pero ¿qué referencias tenemos al respecto?: En los enfrentamientos con los siete primeros de su Grupo, el Real Murcia acumula un balance irregular de dos victorias, cuatro empates y una derrota. De ellos, tres de las igualadas han sido en Nueva Condomina. Atención a ese dato. Un empate en tu campo en un play-off puede complicarlo todo mucho. En cuanto al rendimiento, si el portero de un equipo se convierte en protagonista varias veces en un partido, puede que algo falle. Si los balones llegan contados a un único delantero, al que se le exige un porcentaje enorme de acierto -y que no se le ocurra lesionarse porque no hay repuesto-, puede que falte otro atacante. Y si el 'organizador' (Richi) atraviesa por un periodo de bajón físico, no puede acabar un partido y no hay recambio, o se lesiona (Aguilera) y el técnico no da con el sustituto, igual falta un organizador. Todo ello al margen de las consideraciones sobre si el juego es vistoso o no.
Juan Antonio Samper tiene la última palabra. El ascenso en Segunda B es una carrera de fondo en la que no basta con llegar primero, sino en llegar mejor que tus rivales.
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