jueves, 24 de febrero de 2011

Gracias, vieja

Gracias, vieja. Así tituló Alfredo Di Stefano el libro de sus memorias, en referencia a la pequeña figura de un balón que preside su casa y en cuyo pedestal se puede leer esta frase de agradecimiento. Más aún, se trata de una rendición del genio argentino a ese elemento que hace posible el deporte más maravilloso del mundo. Él fue uno de los primeros en mostrarnos que un hecho tan sencillo, a prioiri, como intentar meter un balón en la portería puede convertirse en uno de los espectáculos más bonitos que se puede presenciar. Tiene un enorme poder de sugestión. Si lo tienes en las manos cuesta no apretarlo, no girarlo, no botarlo y, al fin, no patearlo. Para los futbolistas es un gran fetiche. Necesitan su contacto, refrescar sus sensaciones. Los entrenamientos sin balón son insufribles y hasta cuando no se entrenan tienen uno a mano para juguetear con él. 
Gracias, vieja. Me he acordado de la frase cuando esta tarde he pasado junto a la vieja Condomina. Para mí 'vieja' no es un calificativo despectivo o peyorativo. No me gustan los eufemismos y a lo viejo hay que reconocerle su vejez, es decir, todos los valores que ha acumulado hasta llegar a ese punto y la carga de experiencias que nos puede transmitir. La vieja Condomina -digo-, espera sentencia. Su oxidado esqueleto se iergue tristón en las riberas de la Ronda de Garay añorando alguna de las emociones que ha generado. No tiene fecha de demolición, ni tampoco parece claro lo que se construirá en su lugar porque la crisis lo ha paralizado todo, pero su derribo es sólo cuestión de tiempo. El Ayuntamiento tenía un plan y ahora la Federación Murciana de Fútbol ha presentado otro, una especie de complejo similar a la 'caja mágica' con pistas polideportivas, aparcamientos subterráneos y oficinas de la propia Federación. Mi colega Yayo Delgado propone una alternativa tipo Highbury, el antiguo estadio del Arsenal, en la que se construyeron unos apartamentos de lujo donde estaban las gradas y una plaza ajardinada sobre el terreno de juego. Ya veremos cuál se lleva el gato al agua.
Supongo que es inevitable porque los edificios se deterioran y el progreso se cobra su precio (Jung decía que un progreso no representa necesariamente un avance social), pero entiendo que no se puede uno instalar en la nostalgia o la melancolía. Los edificios históricos, los emblemáticos o señoriales de las ciudades son restaurados o reciclados porque forman parte del patrimonio cultural, pero los estadios son desmantelados sin compasión. Sus goles, sus pases, sus futbolistas, sus alegrías y sus penas, las vivencias irrepetibles de tantas y tantas personas, flotarán para siempre como espectros fantasmales entre el forjado de la nueva construcción.
Sea cual sea la opción resultante, no estaría de más que algo recordara que allí hubo un campo de fútbol que sirvió de icono al Real Murcia, a la ciudad de Murcia y a sus habitantes. Algo que forma parte de la memoria histórica de la capital del Segura. Quizá un espacio museístico en el que se reconozca el murcianismo, con prendas, fotografías o videos del club grana. Quizá un recinto congresual. Quizá una fusión de estructuras integradas, como la muralla árabe se funde con las paredes del Rincón de Pepe.
Sería un bonito homenaje a varias generaciones que compartimos sus estrecheces; el sol y la lluvia a la intemperie, en sillas de madera, de cemento o de plástico; los pastelicos de carne y las empanadillas de Bonache en aquellas noche de Copa... El murcianismo le debe una buena despedida a La Condomina antes de que se reúna con el viejo Atotxa, el viejo Luis Sitjar, el viejo Colombino, el viejo Insular, los viejos Cármenes y todos aquellos que saboreamos en grandes tardes de radio y Estudio Estadio. Sería una buena idea reunir a todos en una gran foto de familia sobre la vieja acequia que dio nombre al estadio. Con un lema común: Gracias, vieja.

jueves, 17 de febrero de 2011

Razones para ser optimista

Publicado en el portal murciatododeporte.com

Parto de la base de que la Segunda B es una desgracia, un trance doloroso y obligado como purgatorio de sus pecados. Una penitencia con fecha de caducidad que el Real Murcia debe afrontar con humildad y eficiencia. Un club con su historial no puede presumir de nada en esta categoría, sino tratar de abandonarla con la mayor presteza y discreción para no volver nunca. Ha de comportarse como un opositor que prepara a conciencia un temario y después jugárselo todo en un examen, contra los demás, contra sí mismo.

¿Está el Murcia en el buen camino? ¿Tiene lo necesario para ascender? ¿Está preparado para ascender? Son las tres preguntas que más se repiten en el entorno grana y las que pueden marcar la línea entre la confianza y el dramatismo de sus aficionados. Veamos. El Real Murcia no tiene un juego brillante, pero tampoco lo necesita. Esta es una categoría para salir corriendo en línea recta sin dar muchos rodeos. La única mejoría que debe alcanzar pasa por ofrecer una imagen de suficiencia ante los demás, demostrar su autoridad al margen de que marque más o menos goles, de que juegue más o menos directo. Nadie –insisto, nadie- le pide que juegue como el Barcelona, pero sí que ante la mayoría de los rivales a los que se enfrenta adopte una actitud un poco más comprometida. Tiene equipo para hacerlo, pero debe comportarse menos atenazado. Lo sabemos porque ya lo ha hecho al inicio de esta temporada. Más que un fútbol barroco, los hinchas granas agradecerían mucho el sentirse más seguros del equipo de cara al final. Necesitan creer que este equipo tiene las ideas claras, que sabe a lo que juega y que tiene las herramientas para hacerlo.

Hasta el momento lo ha hecho casi todo bien. El novato Sergio Fernández y el avispado Iñaki Alonso acertaron al configurar una plantilla competitiva, con muchos inconvenientes. Recomponer el equipo después del mazazo en Girona era un reto. Tanto es así que lograron pronto hacer olvidar su pena a los aficionados para arrastrarles a un nuevo futuro. Luego el equipo devolvió la gentileza con resultados y, en la actualidad, casi tiene asegurada su clasificación para el play-off. Esperemos que pronto confirme que lo hará como campeón. Hasta entonces sólo tiene que administrar bien su rendimiento.

Respecto a sus opciones en el play-off, el Murcia ya se ha enfrentado a otros equipos potentes en su Grupo, en la Liga y de otros Grupos en la Copa del Rey. Incluso hizo una exhibición de sus virtudes en el partido de ida contra el Real Madrid. Ahí está el listón, señores. Con esta excepción ninguno de sus rivales se ha mostrado superior al cuadro grana y por eso no me asusta ninguno de los campeones que se vislumbran en el horizonte. Si el Real Murcia está bien, si llega tenso y concentrado al 22 de mayo, sostenido por el aliento de miles de murcianos, podrá acariciar el éxito. Para ello debe dar un paso más, demostrar a los contrarios que necesitarán algo más de lo que aportó el Melilla si quieren ganarle.

La plantilla me parece corta pero apta para conseguir el objetivo y en él debe volcarse. Hay que superar las deficiencias ahora que se puede y soltar un poco los frenos. No ver fantasmas donde sólo hay crítica constructiva y obviar lo demás. Todos queremos lo mismo, el final de esta pesadilla.

martes, 15 de febrero de 2011

Valverde también merecía la presunción de inocencia

Alberto Contador ha sido exculpado por la Federación Española de Ciclismo de su presunto dopaje. Ni responsable, ni negligente -dice la sentencia- de que aparecieran restos de clembuterol en uno de los análisis que se practicaron en el pasado Tour de Francia. El ciclista elude de momento una sanción de un año, pero si la UCI, la AMA y el TAS siguen con el caso, se enfrentaría a un castigo de dos años.
La presión social a los jueces federativos ha sido muy vinculante para la sentencia, por otra parte justa. El Gobierno se ha volcado en su defensa, también el jefe de la Oposición y hasta el presidente de la Audiencia Nacional. Las razones son obvias: La muestra de la sustancia prohibida es tan insignificante que no se puede considerar como dopante y tampoco se puede decir que la metiera voluntariamente en su cuerpo, porque habría restos de algún compuesto químico necesario para su disolución en la sangre. No hay base jurídica para sancionarle, a pesar de que se enfrenta a un hecho probado: se encontró en su orina una cantidad ínfima de un producto estrictamente prohibido. La presunción de inocencia ha evitado su condena, al menos de momento. Enhorabuena, campeón.
Sin embargo, resulta llamativo que esos mismos actores sociales no se hayan empleado con la misma contundencia en la defensa de Alejandro Valverde. Al murciano, a diferencia de Contador, se le ha encausado por una acumulación de pruebas circunstanciales sin que haya dado nunca positivo en níngún control. En ninguno. El CONI obtuvo de una manera irregular una muestra de sangre con muestras de EPO, al parecer del corredor murciano, correspondiente al año 2004 (¡seis años antes!) y eso bastó para condenarle. Recuerdo que en pleno proceso apareció por Murcia Jaime Lissavetzky y, al preguntarle al respecto, se lavó las manos por completo. "Es un proceso en el que el Gobierno no puede intervenir, depende de las instituciones judiciales", me dijo. Pues por lo visto con Contador si convenía intervenir, por fortuna y eso ha sido vital para frenar la voracidad de la UCI para castigar el ciclismo español. La presión internacional, incluyendo la del propio Tour, harán el resto. Mientras, Valverde ha visto truncada su carrera después de defender su inocencia más sólo que la una.
Es verdad que en el ciclismo hay tramposos (ver la historia de Riccò), pero también lo es que a los grandes campeones se les fiscaliza su esfuerzo hasta el paroxismo. Los éxitos de Contador no son gracias a un picogramo de clembuterol y los que ganó Valverde en el último lustro, tampoco. Al que se dope hay que echarle de este deporte, junto a los que lo han hecho posible. De por vida. Pero con las mismas oportunidades para defenderse.
Si ese meticuloso laboratorio suizo capaz de rastrear esa minucia analizara los restos orgánicos de algunos futbolistas, quizá saltarían las alarmas hasta Dublín.

lunes, 14 de febrero de 2011

La generación que no vimos

Ronaldo ha dicho que se retira, aunque hace tiempo que estaba retirado sin que él lo supiera. Supongo que dentro de algunos meses lo veremos gordo como una peonza, como le pasó Maradona y con alguna declaración peregrina al estilo del genio argentino. Comienza ese día después tan temido para muchos deportistas . Que tenga suerte. En su despedida profesional es inevitable recordar los grandes momentos que nos ha hecho vivir, en sus clubes o en los Mundiales. Pero rememoro esos tiempos con cierta amargura porque su eclosión coincidió con la década negra de la historia del Real Murcia. En esos años, tan acostumbrados como estábamos en la década anterior a lo contrario, echamos de menos a una generación de futbolistas geniales que nunca visitaron La (vieja) Condomina en un partido oficial. Entre ellos, Ronaldo Nazario, al que la memoria colectiva murciana retrataremos en muchos campos de España, pero no el nuestro.