El principal valor que tiene el club en estos momentos no son los jugadores, ni su presidente, ni su estadio: es su afición. Los murcianistas han acudido en apoyo de su equipo en este duro trance de la Segunda División B, esperemos que breve, sabedores de que es ahora cuando más los necesita. Algunos han retirado el carnet por débito moral y ni siquiera van al estadio, pero estoy convencido de que estarán en las gradas cuando llegue el momento de la verdad. Son ocho mil incondicionales a los que les importa un pimiento la categoría y, sin embargo ahí están. Un pimiento. Un símbolo adoptado por los amigos de la Peña Corazón Pimentonero para agruparse y disfrutar de su equipo. Lo han hecho esta semana en los salones de la ‘Venta Alegría’, donde han celebrado su duodécimo aniversario. Arropados por el cuerpo técnico, jugadores y hasta por el propio Presidente, Jesús Samper, transmitieron un mensaje de vitalidad y optimismo. Simón Gambín, presidente de la Peña, representa muy bien el ejemplo del murcianismo moderno, cultivado en los toboganes de la historia e impertérrito en estos momentos dramáticos.
También homenajearon a Felipe Mesones Temperán, ex jugador y ex entrenador del equipo en varias etapas. Recordamos algunos de sus grandes momentos y nos erizamos con las palabras de Tito Pazos, otro gran murcianista. Tres ascensos a Primera División y dos Promociones más tiene el argentino en su palmarés, aunque en el equipo grana nos queda el regusto de aquel frustrado intento en Riazor, contra el Deportivo. Luego subió al Valladolid, con Gaby Correa en sus filas.
Corazones pimentoneros en una noche húmeda y ventosa que buscaron cobijo en la bandera con las siete coronas de la ciudad siete veces coronada y con nombre Real. Con esta afición la supervivencia del Real Murcia está garantizada. Sabe que será difícil poder celebrar un título, si acaso algún un ascenso o una permanencia, pero su fidelidad puede verse recompensada con apenas cuatro toques y la entrega de los futbolistas. Un día el hijo de un amigo le preguntó a su padre, extrañado, por qué era seguidor del Real Murcia y no del Madrid o Barça como todo el mundo. "Porque algo bueno tenía que hacer en la vida, hijo, no iba a ser todo malo", le contestó con ironía. Mucho Corazón.
También homenajearon a Felipe Mesones Temperán, ex jugador y ex entrenador del equipo en varias etapas. Recordamos algunos de sus grandes momentos y nos erizamos con las palabras de Tito Pazos, otro gran murcianista. Tres ascensos a Primera División y dos Promociones más tiene el argentino en su palmarés, aunque en el equipo grana nos queda el regusto de aquel frustrado intento en Riazor, contra el Deportivo. Luego subió al Valladolid, con Gaby Correa en sus filas.
Corazones pimentoneros en una noche húmeda y ventosa que buscaron cobijo en la bandera con las siete coronas de la ciudad siete veces coronada y con nombre Real. Con esta afición la supervivencia del Real Murcia está garantizada. Sabe que será difícil poder celebrar un título, si acaso algún un ascenso o una permanencia, pero su fidelidad puede verse recompensada con apenas cuatro toques y la entrega de los futbolistas. Un día el hijo de un amigo le preguntó a su padre, extrañado, por qué era seguidor del Real Murcia y no del Madrid o Barça como todo el mundo. "Porque algo bueno tenía que hacer en la vida, hijo, no iba a ser todo malo", le contestó con ironía. Mucho Corazón.