jueves, 29 de diciembre de 2011

El reto es una medalla Olímpica

El comienzo de un nuevo año suele venir acompañado de promesas y proyectos que no-puedo-dejar-de-hacer para alcanzar nuestra realización personal o profesional. Muchas son las mismas que nos hicimos el año pasado pero no hemos podido cumplir, por razones más que justificadas y llega el momento de ser fieles: A ver si empiezo a hacer deporte… si encuentro/cuido un buen amor… si estudio un poco más…  esos aspectos personales tan importantes para sentirnos a gusto con nosotros mismos. En el panorama deportivo el Año Nuevo nos trae un calendario muy intenso de grandes acontecimientos en el que uno de ellos se muestra como un gran reto: que un murciano gane una medalla en los Juegos Olímpicos de Londres.

Peñalver, el único que ha triunfado con una bandera murciana
En el verano de 2012 se cumplirán veinte años de los Juegos Olímpicos de Barcelona y de la única Medalla que ha obtenido un murciano en esta competición. La de Antonio Peñalver. Oportunidades no han faltado desde entonces, pero no hemos podido celebrar ninguna más y ya va siendo hora de arreglarlo. Será el gran reto del deporte murciano en los Juegos de Londres. Allí, si todo va con normalidad, Nicolás Almagro y Alejandro Valverde liderarán al grupo de elegidos murcianos con la legítima ambición de colgar una presea en su cuello. Valverde reaparece, al fin, después de cumplir su injusta y desproporcionada sanción. Se ha entrenado muy bien durante este periodo, su aspecto es satisfactorio, pero falta por saber su rendimiento cuando comience la temporada. Posee un físico privilegiado que le acortará el camino. Por este parón y por su edad es posible que se enfrente a su última posibilidad de conseguir una medalla en unos Juegos. Almagro viene de completar su mejor año, en el que han logrado entrar en el selecto Top Ten; regresará a la Davis y Londres es otro de los grandes alicientes. Esperemos también alguna sorpresa entre los demás –como, por ejemplo, José Joaquín Rojas-, pues Murcia tiene calidad suficiente como para optar a algo más que la mera presencialidad.

El año 2011 echa el telón dando puntapiés en las espinillas y parece que el próximo las dará más arriba. Qué se le va a hacer. Hay un grupo de gente nueva e ilusionada intentado solucionarlo y vamos a darles una oportunidad. La crisis está transfigurando el deporte profesional y nos enfrentamos a un nuevo panorama en el todo lo que se relaciona con él, incluidos los periodistas deportivos se esconde aún debajo de las aguas turbulentas. Hay muchos compañeros que han perdido su puesto de trabajo o han empobrecido su nómina, mientras muchas empresas se estiran, se dan un poco más de cuerda antes de echar la persiana. El día que empecemos a superar la crisis –que llegará, seguro- miraremos a nuestro alrededor y entonces nos daremos cuenta de todo lo que hemos perdido, pero quizá sea la única manera de salir adelante todos y no unos pocos. Somos un país con recursos, con gente preparada y dinero para reflotarlo. Solo falta que los que lo tienen guardado lo pongan en el mercado. El dinero, como la energía, no se destruye; solo cambia de asiento.

Los periodistas de radio no han podido pisar el césped aún
Cerramos el año sin solucionar el conflicto de las radios con el fútbol profesional y espero que,  con una nueva actitud política al respecto, no sea por mucho tiempo. Ha sido lo más lacerante en el panorama mediático, como ejemplo de que la ambición desmesurada de unos pocos no tiene ningún inconveniente en sacrificar de manera innecesaria el interés general y algunos puestos de trabajo. En el casi cuarto de siglo que llevo en la profesión nunca imaginé que alguien se atreviera a cobrar por una Rueda de Prensa. Si lo piensan, es un contrasentido, pues la mal llamada Rueda de Prensa (ahora lo que menos acuden son periódicos), es un acto divulgativo por parte de alguien que quiere difundir algo y no un acto en el que cobrar la entrada. Encima que les das publicidad gratis, te pasan el cepillo. Eso es impensable en otra rama del periodismo. En el caso del fútbol lo hacen como si fuera un favor a los Medios de Comunicación para rellenar sus espacios. A ese punto de incapacidad y negligencia hemos llegado. Si todos los periodistas deportivos, solo por dignidad profesional, hubiéramos dejado de acudir a las Ruedas postpartido y las del resto de la semana; si les hubiese dado la voz a los aficionados en vez de a los dirigentes; si hubiésemos obtenido las declaraciones en cualquier lugar o momento, como antaño, no de manera teledirigida por los Jefes de Prensa, con un periodismo puro; si los clubes, entrenadores y jugadores no se hubieran visto sometidos por unas restricciones que muchos no comparten; entonces no habría conflicto.

En lo que se refiere al panorama deportivo regional, el 2011 nos dejará para la historia los ascensos del Real Murcia y el UCAM Murcia; el nacional de Ciclismo que ganó José Joaquín Rojas; y, sobre todo, la gran actuación de Nicolás Almagro. Nos han dado las mejores alegrías y anticipan que puede haber muchas más en el año entrante. El telón que cae con un penoso chirriar tapará de nuestra memoria los momentos más duros y avivará los más felices. En el fondo del alma nos quedará siempre el dolor por Lorca.
Para el Real Murcia 2012 viene con un pan debajo del brazo llamado proyecto Paramount. Esperemos que pueda servir para estabilizar la economía y relanzar la parte deportiva, en la que sigo insistiendo en que debe exprimir sus opciones de jugar el play-off de ascenso. Que no olvidemos que vale ser el sexto clasificado para pasar el corte y, luego, jugártelo a dos cartas. Con este campo, este equipo y esta afición, ¡ahí quiero ver al que se pongan enfrente! También es de esperar que el baloncesto salve la categoría sin sufrir mucho. En lo individual o en lo colectivo, espero los mejor para los murcianos. Se abre el telón. ¡Feliz año olímpico!

viernes, 9 de diciembre de 2011

Incidente

El murcianismo entendido como virtud engendra el vicio del derrotismo o la indolencia cuando la situación se vuelve adversa. Es un fuerte impulso creado por su historia contra el que las nuevas generaciones luchan con denuedo, sin llegar a sobreponerse. Desconozco la razón por la que muchos seguidores del equipo grana imponen sus dudas sobre los deseos de que esta temporada pueda meterse en la lucha por la Primera División, pero es una corriente que deberían atajar de inmediato para que no se convierta en una idea contagiosa. La derrota del pasado domingo contra el Alcorcón avisa de que hace falta un punto de inflexión en el juego del equipo, de que debe seguir evolucionando, pero no le despierta de ninguna realidad ficticia. Sus virtudes y sus defectos son los mismos, sólo que viene lastrada por dos puntos que volaron a última hora en Sabadell y de una derrota menos dolorosa contra el Barça B.
Me recuerda la inquietante película de Shyamalan, el Incidente (The Happenning, Fox, 2008), en la que los personajes sienten un irresistible deseo de inmolación por mor de unas extrañas leyes naturales. Sin razón aparente. Los últimos resultados son preocupantes y dejan al descubierto deficiencias subsanables para enderezar de nuevo el rumbo, circunstancias temporales que no pueden elevarse a la categoría de regla máxima. Es decir, no se trata de resultados como consecuencia de la incapacidad del equipo sino de equivocaciones con nombres y apellidos, con la pertinente dosis de mala fortuna en forma de lesiones. Encuentro bastantes analogías con las tres derrotas iniciales del campeonato y si antes nadie se rasgó las vestiduras, tampoco ahora viene al caso. Puede que ganara algún partido sin merecerlo, pero también pudo ganar otros. Una pieza no hace tendencia y por dos resultados malos no se puede perder la confianza en estos jugadores.
Por razones que sólo a las leyes cuánticas y la Providencia pertenecen, el Real Murcia ha conseguido armar un equipo capaz de luchar por el ascenso. La magnífica racha de diez partidos sin perder es la mejor prueba de ello. No todos los que lo pretenden lo consiguen y otros lo consiguen sin pretenderlo, aún apostando el dinero que no tienen en el intento. En el Murcia siempre han vendido la idea de la permanencia de puertas para afuera, mientras que con la boca pequeña buscaban un equipo que diera batalla por arriba. La nueva modalidad de ascenso, con los play-off, ha revitalizado la Segunda División y ha logrado que un número mucho mayor de equipos vivan su sueño hasta el final de temporada. Si no fuera así, si sólo hubiese ascensos directos como en los últimos años, recomendaría a los murcianistas que no se hicieran demasiadas ilusiones, que intentasen disfrutar de su equipo con el consuelo de que no pasar muchos apuros para mantenerse. Ojo, cuestión no baladí si recordamos el recorrido de los últimos tres años y que el club murciano ha logrado huir ayer del verdadero infierno del fútbol. Como ocurre con las empresas, no hay una manera de garantizar el éxito, en especial si no se dispone de un presupuesto muy alto, pero partiendo de la humildad, el compromiso y la racionalidad se pueden alcanzar altas cuotas de satisfacción.
Los árbitros no ayudan, más bien perjudican y habrá que vivir con ello porque no es nuevo y tampoco pasajero. Ya ocurrió hace dos años cuando el innombrable Teixeira Vitienes le dio el puntapié definitivo al equipo hacia el descenso. Por razones que deben situarse lejos de la geografía murciana los árbitros no quieren al Murcia y aplican el reglamento a rajatabla, a veces incluso de manera excesiva, mientras que con los rivales son mucho más conmiserativos. Pero no se pueden estar toda la vida llorando por las esquinas maldiciendo la mala idea de unos u otros; hay que ponerle freno por medio de resultados, de ganarse el respeto de los contrarios a base de meterles el miedo en el cuerpo. Para eso el equipo tiene que tener un poco más de personalidad, más fútbol y no dejar tanto terreno a la especulación. Tiene jugadores para ello, mucho más que para agobiarse en torno a su área buscando contras explosivas. Con jugadas a balón parado o faltas no será suficiente, es necesario un paso más adelante y buscar cuanto antes un once fiable sobre que el gravite todo lo demás. Hay jugadores y hay entrenador. Y lo han demostrado. En cuanto arreglen lo de los partidos de casa estoy convencido de que volverán por sus mejores fueros. Este es un equipo ganador al que hay que fortalecer mentalmente en sus posibilidades, sin perder la perspectiva de sus prioridades de mantenimiento, sin permitir el error de no apostar con firmeza por una posibilidad de ascenso quimérica a principio de temporada. No sabemos cuándo se puede volver a repetir. En eso sí deberíamos incidir.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Irritable González


Iturralde González no es único, son cinco. Cinco  hermanos, para ser exacto, que luchan con los apellidos más conflictivos del fútbol patrio. Supongo que en algunos momentos tiene que ser comprometido y hasta incómodo que todo el que te conozca te haga algún comentario, ora jocoso, ora ofensivo. Eduardo Iturralde González, el árbitro, parece que lo lleva muy mal  y esta semana ha decidido tomar por el camino de en medio arremetiendo contra los periodistas deportivos y anulando su cuenta de Twitter. Medios de Contaminación, los llama y afirma que los programas deportivos se parecen a la Noria y otros infumables programas rosa. Por lo visto se abrió su cuenta en esta red social para hablar de sus gustos musicales, de lo bien que se entrena y para ayudar a los árbitros más jóvenes, pero su filosofía no ha trascendido. Al principio de la semana publicó este tweet: "Bufff, vaya semana me espera de Twitter entre 'pros, 'antis', contras y 'trolls'. Al final hasta va a ser divertido". Se refería a los días previos al partido Sporting-Real Madrid que ha de dirigir. Todo se vino abajo cuando en la Sexta comentaron que así “comenzaba a calentar el partido” y el vizcaíno tronó como una tormenta atlántica. ¿Qué es lo que entendería con lo de calentar el partido, que tanto le irritó? En este cruce de comentarios el único insulto (trolls) lo pone él. ¿Entonces a qué viene tanto enfado? La reacción es tan desproporcionada que al vituperar a los Periodistas parece más bien homenajear su mórbido ego.

En esta charla defendió el diálogo con los entrenadores.
El irritable Iturralde González, de profesión protésico dental, lleva 17 temporadas en Primera División y tiene poco ya que enseñar. De dientes y pitos anda sobrado, pero de redes sociales anda cortito. ¡Y eso que tenía catorce mil seguidores! Si hubiera sabido gestionarlos hubiese ganado más que como árbitro. Las Nuevas Tendencias en Publicidad se basan en la era 2.0 de internet, aquella en la que los receptores de los anuncios forman parte de ellos con un comportamiento interactivo. Ya no se trata sólo de un hacer spot televisivo, valla publicitaria o cuña de radio, ni siquiera del raquítico banner, sino de propuestas virales en las que los ‘targets’, como se denomina en el argot, tienen la facultad de propagar de manera viral el anuncio. De ahí la apuesta de las grandes empresas por Facebook, Twitter, etc. Claro que eso entraña un riesgo y es que si el anuncio es fallido, la torta es igual de exponencial. Aun partiendo de la base de lo atrevido que resulta que un árbitro se active una cuenta tuitera, Iturralde no ha calculado ese riesgo y se limita a despotricar de los periodistas deportivos, precisamente los que alimentan su trabajo desde sus Medios. En su despedida escribió: Quiero dar las gracias a todos por seguirme. A los que han discrepado con respeto, a los que me han apoyado, que han sido los más. A todos gracias por haber estado ahí". "Me voy de Twitter porque los medios de contaminación son capaces de empañar las más inocuas intenciones". ¿Inocuas intenciones? Como dicen en mi tierra, por nadie pase.

Este fue el famoso penalti de Marchena a Raúl.
Esto lo que demuestra es que falta mucha comunicación entre los árbitros y los periodistas, es decir, con la opinión pública. Cuando yo empecé en este oficio hace más de 20 años era normal entrevistar a los árbitros después del partido, incluso después de sus actuaciones más polémicas. Había menos imágenes de televisión y más puntos de análisis de todos los implicados. Sin embargo, la profesionalización del colectivo les cerró la boca y abrió el camino de la indefensión. El que calla otorga y los árbitros ya pasaron a ser carnaza sin remedio. Alguno, como nuestro paisano Tristante Oliva, estigmatizado de por vida y alcanzado de gravedad en su vida personal por haber pitado aquel penalti a Raúl –que lo fue- en contra del Valencia. Los del Turia llegaron a denunciarle en el Juzgado. La cosa no prosperó, pero el bueno de Pedro tuvo que cambiar a sus hijos de colegio y ahogar sus críticas en la intimidad.

Pedro Tristante Oliva
Entiendo que hay árbitros muy malos, peores incluso, pero no acepto en ningún caso que se equivoquen de manera premeditada. Hoy tenemos muchas imágenes para reproducir un error o un acierto, pero el árbitro no. La UEFA se empeña de decir que introducir el video en los arbitrajes es contraproducente y prefiere poner más árbitros. Luego los esconde para que sus opiniones no creen polémica, lo que resulta absurdo en el mundo de la comunicación global. Hoy los verdaderos juicios de valor se hacen en la calle, en las redes sociales y programas deportivos y no se puede penalizar a un árbitro, actor necesario en el fútbol, con el silencio porque eso es condenarlos a la deshumanización,  a la instrumentación, a la animadversión.

Fernández Borbalán
El próximo derbi entre Madrid y Barça lo pita un buen árbitro, el andaluz Fernández Borbalán. Este colegiado almeriense es de lo mejor que tenemos. Y eso que se tuvo que destetar de la influencia de Andújar Oliver para poder crecer. A menudo ha utilizado a un asistente de la Federación Murciana, donde está muy bien considerado. Las veces que he hablado con él, siempre fuera de micrófono, me ha parecido una persona muy prudente y hasta apocado. Nunca le hemos escuchado una salida de pata de banco como la de Irritable González, a pesar de que a uno de sus asistentes le agredieron en Pamplona. Si la gente les pusiera cara y voz a sus célebres apellidos muchas de estas situaciones se podrían evitar. Si no, luego pasa lo que pasa. No te irrites, Iturralde.


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