viernes, 2 de diciembre de 2011

Irritable González


Iturralde González no es único, son cinco. Cinco  hermanos, para ser exacto, que luchan con los apellidos más conflictivos del fútbol patrio. Supongo que en algunos momentos tiene que ser comprometido y hasta incómodo que todo el que te conozca te haga algún comentario, ora jocoso, ora ofensivo. Eduardo Iturralde González, el árbitro, parece que lo lleva muy mal  y esta semana ha decidido tomar por el camino de en medio arremetiendo contra los periodistas deportivos y anulando su cuenta de Twitter. Medios de Contaminación, los llama y afirma que los programas deportivos se parecen a la Noria y otros infumables programas rosa. Por lo visto se abrió su cuenta en esta red social para hablar de sus gustos musicales, de lo bien que se entrena y para ayudar a los árbitros más jóvenes, pero su filosofía no ha trascendido. Al principio de la semana publicó este tweet: "Bufff, vaya semana me espera de Twitter entre 'pros, 'antis', contras y 'trolls'. Al final hasta va a ser divertido". Se refería a los días previos al partido Sporting-Real Madrid que ha de dirigir. Todo se vino abajo cuando en la Sexta comentaron que así “comenzaba a calentar el partido” y el vizcaíno tronó como una tormenta atlántica. ¿Qué es lo que entendería con lo de calentar el partido, que tanto le irritó? En este cruce de comentarios el único insulto (trolls) lo pone él. ¿Entonces a qué viene tanto enfado? La reacción es tan desproporcionada que al vituperar a los Periodistas parece más bien homenajear su mórbido ego.

En esta charla defendió el diálogo con los entrenadores.
El irritable Iturralde González, de profesión protésico dental, lleva 17 temporadas en Primera División y tiene poco ya que enseñar. De dientes y pitos anda sobrado, pero de redes sociales anda cortito. ¡Y eso que tenía catorce mil seguidores! Si hubiera sabido gestionarlos hubiese ganado más que como árbitro. Las Nuevas Tendencias en Publicidad se basan en la era 2.0 de internet, aquella en la que los receptores de los anuncios forman parte de ellos con un comportamiento interactivo. Ya no se trata sólo de un hacer spot televisivo, valla publicitaria o cuña de radio, ni siquiera del raquítico banner, sino de propuestas virales en las que los ‘targets’, como se denomina en el argot, tienen la facultad de propagar de manera viral el anuncio. De ahí la apuesta de las grandes empresas por Facebook, Twitter, etc. Claro que eso entraña un riesgo y es que si el anuncio es fallido, la torta es igual de exponencial. Aun partiendo de la base de lo atrevido que resulta que un árbitro se active una cuenta tuitera, Iturralde no ha calculado ese riesgo y se limita a despotricar de los periodistas deportivos, precisamente los que alimentan su trabajo desde sus Medios. En su despedida escribió: Quiero dar las gracias a todos por seguirme. A los que han discrepado con respeto, a los que me han apoyado, que han sido los más. A todos gracias por haber estado ahí". "Me voy de Twitter porque los medios de contaminación son capaces de empañar las más inocuas intenciones". ¿Inocuas intenciones? Como dicen en mi tierra, por nadie pase.

Este fue el famoso penalti de Marchena a Raúl.
Esto lo que demuestra es que falta mucha comunicación entre los árbitros y los periodistas, es decir, con la opinión pública. Cuando yo empecé en este oficio hace más de 20 años era normal entrevistar a los árbitros después del partido, incluso después de sus actuaciones más polémicas. Había menos imágenes de televisión y más puntos de análisis de todos los implicados. Sin embargo, la profesionalización del colectivo les cerró la boca y abrió el camino de la indefensión. El que calla otorga y los árbitros ya pasaron a ser carnaza sin remedio. Alguno, como nuestro paisano Tristante Oliva, estigmatizado de por vida y alcanzado de gravedad en su vida personal por haber pitado aquel penalti a Raúl –que lo fue- en contra del Valencia. Los del Turia llegaron a denunciarle en el Juzgado. La cosa no prosperó, pero el bueno de Pedro tuvo que cambiar a sus hijos de colegio y ahogar sus críticas en la intimidad.

Pedro Tristante Oliva
Entiendo que hay árbitros muy malos, peores incluso, pero no acepto en ningún caso que se equivoquen de manera premeditada. Hoy tenemos muchas imágenes para reproducir un error o un acierto, pero el árbitro no. La UEFA se empeña de decir que introducir el video en los arbitrajes es contraproducente y prefiere poner más árbitros. Luego los esconde para que sus opiniones no creen polémica, lo que resulta absurdo en el mundo de la comunicación global. Hoy los verdaderos juicios de valor se hacen en la calle, en las redes sociales y programas deportivos y no se puede penalizar a un árbitro, actor necesario en el fútbol, con el silencio porque eso es condenarlos a la deshumanización,  a la instrumentación, a la animadversión.

Fernández Borbalán
El próximo derbi entre Madrid y Barça lo pita un buen árbitro, el andaluz Fernández Borbalán. Este colegiado almeriense es de lo mejor que tenemos. Y eso que se tuvo que destetar de la influencia de Andújar Oliver para poder crecer. A menudo ha utilizado a un asistente de la Federación Murciana, donde está muy bien considerado. Las veces que he hablado con él, siempre fuera de micrófono, me ha parecido una persona muy prudente y hasta apocado. Nunca le hemos escuchado una salida de pata de banco como la de Irritable González, a pesar de que a uno de sus asistentes le agredieron en Pamplona. Si la gente les pusiera cara y voz a sus célebres apellidos muchas de estas situaciones se podrían evitar. Si no, luego pasa lo que pasa. No te irrites, Iturralde.


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