![]() |
River podrá optar al título, pese al descenso. |
Muchos sectores del fútbol patrio se han mofado porque en Argentina han unificado la Primera División con la Segunda para, según dicen, permitir que River Plate pueda competir en la máxima categoría. Hay que ver los argentinos –exclaman-, hasta dónde son capaces de llegar. No qué va, dicen otros, es por dinero, por los enormes contratos publicitarios y de televisión que se verían perjudicados. Sin embargo, no parece que seamos nosotros los más indicados para calificar a los sudamericanos, cuando aquí somos culpables de tropelías semejantes. Sus efectos se perciben en el fútbol profesional y en esas categorías más modestas que sobreviven trampeando en el frio olvido mediático.
![]() |
Manifestación de aficionados sevillistas |
En el verano de 1995 la Liga de Fútbol Profesional se cansó de pedir justificantes de saneamiento al Celta y al Sevilla y, con el precedente del Real Murcia tres años antes, les descendió a Segunda B. Sin embargo, la intervención del entonces clan marbellí regentado por Jesús Gil y Lorenzo Sanz, con la connivencia del melifluo Rafael Cortés Elvira, por entonces Secretario de Estado para el Deporte, anularon esos descensos. La amenaza de querellas millonarias anunciadas por Luis Cuervas, presidente del Sevilla y las presión de miles de personas que se lanzaron a la calle en la Plaza de España, tumbaron el Decreto Ley y propiciaron decisiones arbitrarias que retocaron el andamiaje del fútbol profesional.
La LFP ya había comunicado a Albacete y Valladolid que se quedaban en Primera, a pesar de haber descendido ese año. Manchegos y pucelanos amenazaron también con denunciar si se les volvía a bajar, incluso iban a paralizar la competición en los Tribunales, así que la Liga decidió que los dos se quedaran junto a Celta y Sevilla en una pugna de 22 equipos. El acuerdo aprobado por la Asamblea General incluía el descenso de cuatro equipos y la promoción de un quinto dos temporadas después para volver a dejar a quedarse en 20 clubes. Y así se hizo. Pero ¿quién pagó las consecuencias? La Segunda División, desde entonces condenada a un agotador torneo de 42 jornadas, descafeinado por la saturación de partidos. Y lo peor es que nadie se plantea una reforma sin adentrarse en la selva de la Segunda B, donde la barbarie administrativa campa a sus anchas con cambios de sede, de nombres de equipos, impagos por doquier a Hacienda y Seguridad Social, a jugadores, a proveedores… sin que importe la historia del club o la opinión de sus aficionados. Ahí tienen el caso del Caravaca. Otra muesca más en el revólver de Pepe Murcia.
Me recuerda aquel viejo chiste, en el que el público aclama al pianista al final del concierto:
- ¡Viva Lepe, viva Lepe!
- Y, ¿cómo saben ustedes que soy de Lepe? –Replica el artista
- Porque al sentarse en vez de acercar la silla, ¡ha arrastrado usted el piano!
![]() |
Cabina Rne. La Condomina. Juan de Dios Martínez y Roberto López (2004) |
Pues eso, si la silla donde se posa la estructura no conviene, arrastramos la normativa para ponerla al alcance de la mano. En Madrid, Buenos Aires, en Caravaca o Sebastopol.
No somos los más indicados para dar lecciones morales porque aquí también se impone hacer caja. ¡Clink,clink! La LFP ha vuelto a abrir la caja registradora para aumentar su ilimitada capacidad recaudatoria. Ahora le toca el turno a las radios, que deben pagar por las retransmisiones. Su avaricia no tiene límites. No voy a insistir sobre mi rechazo a tal decisión, como ya reflejé en mi reveladora conversación al respecto con Carlos del Campo, Secretario General de la Liga de Fútbol Profesional. La podéis leer en este blog. Pero no puede sorprender que después de fracasar en su intento de huelga y en el incremento del canon de las televisiones, ahora ataquen con fiereza a las radios. Me hace gracia cómo lo explican: “Por mandato de la Asamblea General de la Liga, se notifica a las empresas radiofónicas que deben pagar”. Es decir, ellos mismos se envían a cobrar como si fuera por mandato gubernamental o divino, repelando en los cajones, cebados con las radios como si fueran teles. Pero no pueden tratarlas igual por una poderosa razón: las emisoras no restan público en los estadios; al contrario, los atrae, porque nos gusta escuchar lo que pasa en otros estadios mientras vemos a nuestro equipo. En las ondas hertziana las imágenes las ponen el talento y la emoción de los narradores, de los que en España hay una enorme escuela. Quizá todos ellos deberían plantearse ahora un canon por hablar todos los días de los equipos, cobrarles por acudir a las ruedas de prensa, por utilizar el nombre de la ciudad, por apoyarse en ellos para captar aficionados, para obtener favores de los poderosos. A pagar todos, por todo, a ver quién revienta antes, quién arrastra más el piano.
Puedes leer este artículo y otros en el portal murciatododeporte.com
Puedes leer este artículo y otros en el portal murciatododeporte.com
TENDREMOS QUE HACER ALGO, MOVILIZARNOS,LOS PERIODISTAS DEPORTIVOS .
ResponderEliminarMAGNIFICO ARTICULO ,JUANDE,TENDREMOS QUE HACER ALGO.
Puedes verlo de otra manera: las empresas de radio ganan dinero gracias a la retrasmisión de partidos de fútbol, la Liga de Fútbol simplemente quiere parte de esos ingresos que las radios obtienen por las retrasmisión. Podría parecer un trato justo.
ResponderEliminarXax, Radio Nacional de España no gana ni un céntimo con la retransmisión de los partidos... Empresa pública y sin publicidad... ;-)
ResponderEliminarGran reflexión, Juande.
Un abrazo, Natalia Ayala